Todo empezó con una mirada,
con dos simples palabras:
Un te quiero,
un te amo,
apareció el invierno;
nos casamos.
Ante el altar de Dios,
un pacto entre tú y yo.
Me entregaste tu vida,
yo te entregué la mía;
una mañana dormida,
sobre tu ser yacía.
Sembré en tus entrañas
mi vigor,
germinó en tu vientre
nuestro amor.
El sueño, que ayer cultivamos;
es la promesa, que ahora esperamos.
Ya no somos dos,
ahora somos tres.
El fruto de nuestro amor,
la llegada de un nuevo ser.