Walter Brunini
Masticando
Vengo, hace días, masticando un tango
que se ha hecho bola en mi boca;
mejunje de tristeza y bronca,
con el gusto amargo de la derrota.
Entre muelas y lengua, da vueltas,
hasta atorarse en mi garganta;
me exprime el lagrimal en un ahogo,
hasta que en un canto tosido, se suelta.
Canto que fluye con melódica impunidad,
infectando el aire con mi aliento rancio;
escupo, en cada nota, las hieles del fracaso,
regando el suelo con decepción y cansancio.
Baila una pareja de insultos,
al compás de un grito mudo,
tras la espesa cortina de humo
que dejó la impotencia.
Dolencia perpetua del puñal de la historia,
que hiere mi memoria mutilada,
con impacientes tajaduras profundas,
al sentir la esperanza diluirse en el agua.
No trajo, este absurdo, experiencia sabia,
sino un bandoneón colmado de rabia;
de su fuelle brota un silbido salvaje
que perfora con odio mi agotado coraje.
Golpeo las puertas del arrabal de la vida
buscando respuestas y una noble entrada.
Me niego a la ruina de mi gesta iniciada;
a soportar que todo termine en la nada.
Daré nuevas batallas, cuando cese la angustia,
y a las flores mustias vuelvan los colores;
debo antes deshacerme de añejos rencores
pues no traen consigo más que avería y dolores.