Busco la lluvia
que escapa de tus ojos,
bajo las nubes.
Riegan el suelo
de llantos y suspiros
de las estrellas.
Y en él se mezclan
se abonan y cultivan
felices sueños.
Nunca se pierde
el llanto silencioso
que tú nos mandas.
Hay muchos hombres
pendientes de la lluvia
como regalo.
Algunas veces
es dura la sequía
y prolongada.
Se escuchan llantos,
se entonan oraciones
y se maldice.
Hasta que un día
asoma la tormenta.
Llega la lluvia.
Y en ese instante,
quizás por no esperarla
lloran las almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/06/23