No hay que dormirse,
En la mañana quizás el hambre ya no esté.
No hay que dormirse,
De nada sirve si no hay amo el te.
No hay que dormir.
Sigo sin entender la incongruencia
De la misa sin procesión,
Al centinela soñando ser dormilón.
Sigo sin aceptar la paradoja
De que haya silencio en la canción,
Que se engañen el perdón y la absolución.
Sigo queriendo sin resultados
Que exista la gracia en el papelón,
Que hagas un agujero en mi colchón.
No hay que dormir,
En la mañana quizás el aire ya no esté.
Hay que morirse,
De vez en cuando para renacer.
Sigo sin perdonar la traición
Aún sabiendo que el traidor no tiene
Su propio perdón.
Sigo sintiendo resignación
Sabiendo que la noche
es el fin de una mano,
Y la mañana dará al juego continuación.
Sigo esperando de la lluvia el sol
Sabiendo que ya es tarde para eso,
Y que nadie cambiará mi muerte por su respiración.
No hay que dormir, sé.