En la bruma de mis recuerdos,
donde la nostalgia se cierne,
brotan versos entrelazados,
en la historia de un amor que ya no existe.
Añoro aquellos tiempos de risas y abrazos,
cuando éramos dos almas en un solo latido,
cada instante se convertía en un tesoro,
y el mundo se desvanecía en nuestro abrigo.
Pero el destino jugó sus cartas,
y en su partida nos separó sin piedad,
quedando el eco de tus palabras,
como melodía eterna en mi soledad.
La lluvia moja mis mejillas,
mientras miro al horizonte en silencio,
donde solíamos pasear bajo la luna,
envueltos en promesas de amor eterno.
Hoy los versos son lágrimas en papel,
que fluyen desde el rincón más profundo,
donde guardo el amor que se fue,
y el anhelo de volver a tu mundo.
Recuerdo cada caricia, cada beso,
como suspiros perdidos en el viento,
y en la distancia de este desvelo,
mi corazón anhela tu regreso.
Pero la vida sigue su curso implacable,
y en la tristeza encuentro mi consuelo,
sabiendo que en el ayer fui amado,
y que tu recuerdo habita en mi anhelo.
Nostalgia al amor perdido, dulce agonía,
que alimenta mis versos y mi desdicha,
en la oscuridad de esta melancolía,
sueño con un reencuentro en otra orilla.
Quizás el tiempo nos vuelva a juntar,
o tal vez sean los sueños mi única vía,
pero mientras tanto, mi pluma seguirá,
tejiendo letras que expresan mi melancolía.
Así, entre suspiros y lágrimas desprendidas,
vive mi alma atrapada en la añoranza,
al amor que perdí en esas despedidas,
y que pervive en mi poesía como esperanza.