racsonando

¡La marcha del silencio!

Este silencio que tengo atorado en mi garganta, enreda mis manos, se incrusta en mi alma y pone una cinta de grilletes en la ufana esperanza.

Este silencio que llevo no tiene sus piernas largas, es un leve rumor de bosques y de árboles con máscaras; de árboles que se deshojan y le ponen sombras al alba.

Este silencio deambula en cárceles de porcelana, es trino del mismo  jilguero aterido y de alas mansas. 

Este silencio que pago, es tambora del soldado, verde pintorreteado y del polizón que no le quedan palabras

- se vende por baratijas-

Los silencios lucen sus faldas más largas.

Este silencio que pasa  es el silbido del viento que vende fiestas amargas, no tiene nombres, ni credos, ni religiones o razas.

Este silencio sin calles es mar, el río, la fuente... y hasta la charca del proletario  que viste sus lutos sin paga.

Este silencio es la  flor

y la luna que le llama;

en nuestra mano temblorosa... pétalos enmudecidos y los  soles sin llamas.

Este silencio que porto es  doctor y potentado de fórmulas extrañas. 

Los alambicados poemas y  versos del trovador  son las vidas que sangran.

Este silencio que huye no tiene color o banderas, no sabe de fronteras o patrias.

Es la bala genocida del que asesina infame el dolor del corazón y las almas.

¡Este silencio que huye!

¡Este silencio es un paria! 

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