Era una gran celebración,
la inauguración de un negocio,
lucías radiante con tu traje azul marino; entre la multitud,
insistentemente me buscabas.
Yo, desde lejos, contemplaba
tu ser, con la misma admiración
y amor de siempre.
Tu inconfundible sonrisa
me llevó hacia ti y con la fuerza
del corazón nos encontramos
y fundimos en un abrazo.
Justo allí, susurraste;
siempre estaré a tu lado,
no es solo un sueño...
es un déjà vu.
Fuimos, somos y seremos,
por siempre en la eternidad.
Contigo, todos los sueños
son bonitos.
NDS