La vida pasa
con cantos y banderas
día tras día.
También hay llantos
que surgen de los ojos
insatisfechos.
Candor y rabia
se mezclan y confunden
al ser humano.
El alma tiembla
sensible a lo que ocurre
y a lo que siente.
Pero es la vida,
se dice en un aparte,
y hay que vivirla.
Pasan los días
y en ellos los veranos
van desfilando.
Atrás se quedan
preciosas primaveras
con ilusiones.
Y en el otoño
de nuevo surgen llantos
y las banderas.
Es muy posible
que todo sea culpa
del padre invierno.
Y es que el destino,
(su tiempo es inflexible),
marca la hora.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/06/23