Ya nada me detendrá,
correré hasta ti, mujer,
y a tu lado quedaré
por toda una eternidad;
nada impedirá el gozar
las delicias de tu piel,
satisfaré esta sed
en tu boca virginal;
eres mi verdad, mi guía,
mi más auténtico amor;
eres mi muerte y mi vida
vives en mi corazón;
eres la rama bendita
que el destinó me otorgó...