Te pido perdón por no amarte,
no de la manera que vos esperabas,
así como la luna y
el sol jamás podrán rozarse,
no puedo hacer que mi corazón te quiera,
sonara cruel,
tú bien sabes que siempre
te seré sincero pese a todo,
pero no quiero despertar cada día
con esos grandes ojos celestes
mirándome, buscando un cariño que no podre darles,
perdona, no te amo,
leo a Benedetti
y no te pienso, eso debería explicarlo todo.
Solo puedo decirte
que un día encontraras
a tu romanticista, a tu hombre sensible,
esos ojos que reflejan
el mar en su plenitud enamorarían
a cualquier hombre normal,
y tú,
ay,
mi pequeña dama,
vienes y te enamoras del único muchacho que no es normal en esta ciudad.