Mañana en la mañanita,
temprano, muy tempranito,
te voy a dejar escrito:
¡Regálame tu boquita!
Mañana en la veredita
te voy a dar un besito
despacio y muy suavecito
en esa boca bonita.
Si quieres un poquitín
del trino del gorrioncillo
alegre te haré un festín
en un hermoso castillo
diciendo: «¡Tú eres mi fin,
mi mar, mi luna y mi brillo!»