Prende mi frente con lumbre
azucenas idiotas no han de interponerse
prende, prende, tu frente con sangre;
allá, donde los labios emergen del sustento aciago:
tú, macho de los cerros perdidos.
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Ya tengo predispuestas las aciagas nupciales
campanas y más campanas entre tristes éxodos
allí donde el césped crece sin tu atávica frecuencia:
mira! La sangre envolverse de un nudo neutro.
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Ya tengo diámetros en mi frente coronada de cálculos
con números, mi sien dispuesta en lo rotativo, mi frente,
llena de abejas circulares; oh, sí, tú, rosácea carne!
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