El cielo aquí en tierra,
el beso en el lecho,
un amor de siempre,
un amor sin tiempo.
Las manos atadas,
los labios mordiendo,
un ojo cerrado
y otro semiabierto.
Se foto y pecado,
se delirio y consuelo,
por un mar sin olas,
y un viento en silencio.
Ya no queda nada,
solo los deseos,
de tenerte siempre
amarrada a un beso.
Ser un más acá
en un brazo estrecho,
ser fuego y ser agua,
pecho contra pecho.