Fresca fue aquella mañana
que al mirar por la ventana
a través de la persiana...
¡Vi su cuerpo de mujer!
Soy feliz con su querer,
porque me hizo renacer.
Caminaba muy atenta,
con hermosa vestimenta.
Desde entonces, tuve en cuenta,
que la volvería a ver.
Soy feliz con su querer,
porque me hizo renacer.
Y me dispuse a esperarla
con deseos de atraparla
con el alma, para amarla,
en un bello atardecer.
Soy feliz con su querer,
porque me hizo renacer.
Me preguntó: ¿Está seguro?
Yo le dije, sin apuro:
¡Si su amor es mi futuro,
nada tiene que temer!
Soy feliz con su querer,
porque me hizo renacer.
Y empezó nuestro romance
que ha tenido gran alcance
y al hacer un buen balance
digo: ¡Quién lo iba a creer!
Soy feliz con su querer,
porque me hizo renacer.