Mis problemas varían, y el mundo desde su perspectiva juzga la problemática variada de mis problemas.
Y puede que, y se adhiere a...
El que quizá esas mañas que lo acompañan a una se vengan arraigando desde el seno de la madre.
Y es que no le he hachado la culpa a mi madre, sino más bien a la manía de jugar con los problemas por no caer en el tedio del aburrimiento.
Por él no bostezo de lo absurdo.
Por meterme en donde la gente no quiere que me meta, como por ejemplo:
Las representaciones del Cristo muerto.
Se visten mejor hoy en día.
Quizá como El Cristo vivo nunca se vistió.
Con seda fina.
Y es que, a fin de cuentas, los idólatras y los políticos cuidan más las representaciones que los asemejan a dioses de fe vana porque en el momento en el que el telón caiga, por ende cae toda la pusilánime verdad de lo que son y no de lo que representan ante un mundo que ingenuamente no quiere abrir los ojos.