tengo tu espalda sin caparazón enfrente mío y estás ahí, tan indefenso.
un imaginario de situaciones en las que podríamos estar cada uno y sin embargo estamos acá.
te quiero tocar para agregarle tierra a todo lo que veo, lo que escucho, lo que huelo antes y durante devorar, porque está pasando por mí cabeza sin siquiera razonarlo.
pero no lo hago para no perturbar tu sueño.
esa es mi única inquietud:
toda dubitativa, ella va a buscar el parámetro de deseo y se topa con la autoescucha y le pregunta:
- quiero estar acá?
si y pocas veces me lo cuestione tan poco, pocas veces mi mayor preocupación fue tan inocente, no quiero despertarte.