Tiempo curvo, adoctrinado en saltos
bermellón contra grises encorsetados.
Tiempo ducho, mochileado de heridas
de dudosa procedencia.
Tiempo de botón decoración,
apaciguando óxidos mal aconsejados.
Y un destornillador que vino a poner orden
se adormeció sin encontrar la bocallave.
Aquí,
sin salir,
del huevo.