Tengo ganas de escribír esta noche,
decirte te amo sin ningún reproche,
decir que sin tí ya no hay alegría,
solo el cruel roer de una noche fría.
¿Dónde estás amada mía?
estoy lleno de angustia, de agonía,
con ojos vacíos, con tez perdida,
cual si de mi alma se fuese mi vida.
Ya no importa el más fino dorado,
ni el que fuese el cristal más ostentado,
ni la luna llena más llameante,
ni el bonito vestir más elegante.
Ni la primavera sirve de nada,
sin el canto, sin la magia del hada,
sin las flores dándome su fragancia,
ni su aroma, ni sutil elegancia.
Ya no importa el atardecer hermoso,
con el brillo de su color más virtuoso,
ni el canto del cenzontle en la mañana,
posándose cada día en mi ventana.
Tu ausencia hiere como el sol a la flor,
sin piedad, con abrasador calor,
como si estuviera solo en el desierto,
en la cúspide, de un futuro incierto.
Mi voz no recita hermosas canciones,
ni expresa sonidos llenos de emociones,
pues seco está el mar de mis ilusiones,
Voló lejos, la musa de mis pasiones.
Cada verso mío hecho con fervor,
cual majestuoso taj mahal,
inspirado, por amor.