Lourdes Aguilar

CADENA

Lo abandonaron muy pequeño en un vertedero

Como trasto viejo en cobarde acto inhumano

Creció sin embargo de puro milagro

En un arrabal con prostitutas y vagos

consumiendo sobras como perro o rata

No conoció escuelas, ni amor ni de juegos

Su cercanía asqueaba con olor pútrido y rancio

En tiempos de lluvia se le veía empapado

Brincando entre el lodo y los charcos

El épocas secas se le encostraba el polvo

Causándole comezón y prurito en la piel

Y su carita reseca parecía ya de anciano

Pero en invierno todo era más cruel

pues temblaba de frío envuelto en harapos

y descalzos sus pies se ponían morados

 

Una mañana cualquiera de sufrir terminó

bajo las ruedas de un carro que no se detuvo

quienes le vieron no interrumpieron el día

ni hubo lamento cuando lo levantó la SEMEFO

No hubo cirio ni rezo de despedida

Porque tantos son que asusta la cifra

Y en fosas comunes termina su infancia

Entre anuncios de perfumes, farándula y modas

Sus gritos de ayuda, de alerta y decadencia

Se pierden entre adultos que perpetúan el drama

De niñeces marcadas por golpes y constantes heridas