Algo irisa sobre la arena, y brilla
cual porción de energía emocional,
dilata la pupila de mi razón:
el cuarzo, fundido en mi corazón
Reluctante destello irrumpe solaz,
atraviesa mi cerebro en destellos,
rosados, tenues al comienzo del alba,
el amanecer ya define el horizonte
La serena brisa golpea mis sienes,
inspiran reflejos de infinitos tonos,
suaves trinos de aves cantoras
cruzan la arena, el agua mansa
Junto a mi descansa la toga azafrán
sobre la veste rosada de su sustancia,
diafragma en latente ritmo, de Eros
cruzando el cauteloso azul celeste
El encanto vuela al infinito
inmortal, tirado por sus briosos
corceles, cabalgando sobre el mar
exhibiendo dorada nube, sus cabellos
Arde la diosa mujer y anima,
sus sonrosados dedos, cálidos
besos, embriagantes pechos
aureolados de marfil ébano
Aquel esfíngico delirio al despertar,
acurrucado en la orilla del océano
en cesión metamórfica, penetrado por
mimos de sus alas, ¡desbocaron mi amor!
¡Y… al fin…la sombra del bálano, oculta el canto del grillo!