Conmigo explora ahora el campo
y ebrio trae los versos falto
de otras soluciones que en ti afloren la mejora
y ves obstáculos yo los que salto
sin más dificultad y te deslomas
y nace el clan de los traidores
al oficio de rimar
las mismas dosis que superan lo indicado
por aquí ya habitual
en la noche que no duermo ya por nada
dado a contemplar
la desnudez de tus entrañas
en una fábula temprana
buscando el aire y la confianza
en personas de mi agrado
Me has retado a que transforme
esta quimera aquí en verdad
y ahora el desorden es tal
que no puedo remediarlo
si no acudo de inmediato
a los brazos de quien pare
embebido en los olores
que emanan sus rosales
y en este charco que me inquieta
hasta la náusea
por un tramo existencial
siempre a la vista de la estatua
consagrada a este cáliz
de sustancias viscerales
que si te resistes te llevarán a su apartado
para darte de eso tanto
como corresponde a tu condena
a ser de carne para alimentar
a quien le llene esta inmensidad
incontestable de soledades
que soterrar
Me sale ser así de iluso
en lo que sueño cara al público
si no hay regreso y yo lo sé
a aquel capítulo
en que te besé y se corrió la tinta
de otro día prisionero
del lamento de mi ser
por no tenerte en alma y cuerpo
desarrollada una mujer
que me substraiga de mí este carácter
que trae a rastro un astro que quema
y me suplanta con su poder
de mil ejércitos en su pleno
yo sin corcel ni más que señas lo domeño
con lo que sé de lagos tétricos
si de repente entra la sed
arrojándonos al sueño
como de vuelta a nuestro sitio
tras saltar del precipicio
de la ausencia a lo que existe
sin más eco que el que es triste
y gris del valle en que descifro
el libro santo
en virtud de este coraje
que me viene molestando
desde tanto hace que no sé ya
la época exacta
en la que sin más me ha tocado
ilustraros del trato
que se trae entre manos
el tal Alejandro.