Un cofre cargado de vanidades
Le condujo a una cárcel de oro
Luchó contra distintas verdades
Vertiendo su falso decoro
Travesía al inframundo
Arrancó el río de la dehesa
Dios altivo y foribundo
Produciendo nuevas presas
Roca firme, exenta de alegría
Penetra densidades extremas
Alma fuerte, ¿Quién diría?
Que contrae potenciales dilemas
Maldita roseta carnívora
Empeñaste tú táctil lengua
En saborear el gusto que engendra
Un mal que se autodevora
En las algaravías de la iniciación
Hay ratas que visten de seda
Oscura tésis, terca visión
Cantina pocha y longeva
Locura de cipote nuclear
Monte en paradero desconocido
Vive sin alma, ni red angular
Lucha, el tonto forajido
Eterna dosis de manantial
Refresca su nivel de esperanza
Escucha al mundo, en otro dial
Donde los oídos, no alcanzan
Luz en bóveda, recarga energía
Y lucifer, sobre mi regazo
Es el espíritu malsano, que guía
Mi vida, hacia el fracaso
Dulce de acero, consorte de la muerte
Refriegas tú oscura obediencia
Líneas ofensivas, opinando sin suerte
Niegan la total transparencia
Vida fluorescente y gentil
Cuando el día no está castrado
Emergen los dientes y la boca prensil
Masticando sin sangrado