El mar en calma
despierta en la mañana
del nuevo día.
Abre los ojos
y vuelven las resacas
hasta la playa.
Las olas blancas
estiran sus cabellos
llenos de algas.
Huele a salitre,
a yodo y a sal muera…
¡Así es el mar!
Tú, mientras tanto,
recoges mariposas
con mucho celo.
Dejan ternura
tus ojos y pupilas
en la mañana.
Porque reciben
el canto de sirenas
y las corales.
Es centenaria
la música sin nombre
que se recibe.
Viejos ochotes,
algunos centenarios,
de los marinos.
Aquellos pechos
y manos vigorosas
de hombres del mar.
El mar en calma
te llama en la mañana,
vete a su encuentro.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/06/23