Búscame en el remanso del tiempo,
en la intensa bocanada de las rosas,
en la fragancia gris de los recuerdos
cuando hacen de la vida un lienzo.
Búscame en las noches de invierno
a la lumbre de un fogón en brazas,
en las chispas crispadas del fuego
que traspasan los cristales del alma
Búscame en el otoño, acaso me halles
perdido en las hojas del huarango,
en el verde imponente del geranio
o dormido en la raíz de un árbol.
Búscame en las fuentes de ternura,
refugios del sol, tu regazo y el estío,
en la pizca de tiempo que se esfuma
como el humo azul de un cigarrillo
Búscame en la melena del viento
que colorea el rubor en tu rostro,
en el rumbo interminable de las olas
galopando al encuentro de tus ojos.
Búscame en el diáfano infinito,
en el vientre que germina el universo,
en la noche perpetua del silencio
para unirnos en la paz de un beso.