Me enamoro de tu aliento
al igual que de tu boca,
que sin cesar me provoca
un inmenso arrobamiento.
Me enamoro de tus ojos
por esa breve mirada
que viene ya, acompañada
por mis íntimos antojos.
Me enamoro de tu cuello
donde mi beso he posado,
pues en tu piel he tatuado
mi beso como un destello.
Me enamoro de tus senos
donde reservo caricias
(donde guardas las delicias
para una noche de estreno)
Me enamoro de tu nombre
que es la esencia de estar vivo;
pues por él ya hay un motivo
que mi camino se alfombre.
Me enamoro de mi mismo
porque al quererte –me quiero-
por eso de ti requiero
que te enamores…lo mismo.