Yo tengo una semillita
que guardo para sembrar
y cuido para segar,
una cosecha bendita.
La nuez se ve chiquitita
y cuesta mucho encontrar;
si usted, la quiere mirar,
la debe tener cerquita.
Quien siembra tiene las flores,
las flores con su color,
que dotan de los favores
regados con rico olor;
también, de tiernos amores,
porque ella se llama: ¡Amor!