Las horas,
esas que no siempre son iguales,
esperé por ti,
era la mar profunda,
cuántos naufragios,
tesoros, cañones, campanas, mascarones de proa,…
sentí el sonido de sirena,
habías llegado melodiosa, perfumada, monumental,
traías consigo el rumor de las olas,
la alegría del viento,
en tus ojos se reflejaba el sol;
danzamos el vals de los diluvios,
te acurrucaste en mis brazos,
pediste el cielo, te ofrecí las estrellas,
se abrieron las aguas,
volamos perdiéndonos
en sueños dorados
guiados por la flauta mágica,
…