Son garabatos arraigados en la mente.
Como locura, pierdo la cordura.
En la penumbra, se asoman
marejadas de un sentimiento.
No se ve la cordura.
Se ahoga el sentimiento,
los sueños cesan.
Había un sentir de vasto sueño, el gemir en un letargo
Comenzando la incertidumbre, el susurro llegó.
Muriendo el que abriga en el pecho la ilusión.
atardeceres de frutos secos, noches de arrullos de silencios,
el letargo de una agonía.