Algún día no abrirás el baúl de los recuerdos.
Si, algún día será, no sabemos cuando pero ocurrirá.
¿Por qué tan seguro? Por muchas cosas, fundamentalmente por ser artífices de nuestro futuro
Consecuencias de nuestro destino, unos rompe muros constantes que no dudan en cometer el hurto de dolores ajenos y transformarlos en un vino dulce.
Mírate, eres un damasco en escasez, un aguardiente en invierno, un whisky para un doliente sereno, un regazo suave como madre para el hijo doliente, un diamante en bruto que pide ser piedra de anillo, un navío seguro y andante para un despistado rumiante que desea ser libre y libertad para el objetivo de quien lucha por serlo.
Mírame, me tienes a la puerta incesante tocando las veces que sea necesario para que me permitas abrazarte, como padre a la hija en llanto, como manto para el frío, como hijo a la espera de su madre para contarle su día, como brisa a la playa, como almohada para el sueño, como el beso al abrazo, como lágrima al llanto, como alegría al verano.
Míranos, hemos consagrado el amor en un lugar donde las mujeres se esclavizan a nuestro señor, donde la oligarquía presentaban sus valuartes, donde el arte moderno estaba prohibido, donde el olvido era ley, donde la grey pasaba cabizbaja, donde la aljaba se encontraba presta para flechar la vida, donde las hijas perdían su acogida, donde las maestras dejaban su tiza, donde el velo pretendía ocultar el deseo, ahí nos dimos el si.
Ese si, tan pulcro y profano, como virgen de los dolores de amor, como el calor en medio del invierno, así de sacrílegos y faustos fuimos al plasmar en un beso nuestra rebeldía al que dirán y sentando bandera en el lugar donde dos adúlteros y perversos se consagran al sagrado corazón del que murió por los inconversos simbolizando el acto sagrado de su sacrificio al decirnos \"si, quiero\".