En la obscuridad de la vela
donde los astros se vuelven
luciérnagas y los sueños son
sombras resbaladizas sobre
el aire espeso de la bruma
y el relente se enamora de
las lágrimas que el crepúsculo
ha dejado bajo las sábanas
donde un cuerpo yace boca
abajo desnudo de piel,
despellejado de alma,
hay un lapicero oculto bajo
la almohada hablando solo,
escribiendo versos a su amada.