DE LIBROS Y ABANDONOS
Finalmente he decidido apurar
el final de ese libro
de pesadas hojas azules
como cielo de octubre,
que descansa,
niño indolente y díscolo,
atravesado en la cruda
mesita de mis noches,
vela y cadalso levantado
a las horas que no dejan
de pasar en agónico silencio.
Espera aterido
de sueños imposibles,
desalentado por la carga
de los días y de las vidas
que rompen sus páginas
en un triste continuo
desasosiego.
No hay yermo más desolado
que el de millares de palabras
dejadas a su suerte
por quien ha acabado despreciando
un campo anegado
de mundos imposibles.
(Del libro Días de redención, 2019)