Alberto Escobar

Un mal sueño

 

Fotografío desde el vientre,
colocando la cámara
en el estómago.
Todo fotógrafo tiene 
su razón poética, y pugna
por captar el silencio. 

—esto podría haberlo dicho María Zambrano.

 

 

Un pez.
Mi amigo es un pez.
Vive hundido 
en un acuario.
Pasa las horas nadando
para no ahogarse.
Cuando está cansado,
me hace una señal, besa el cristal
produciendo una burbuja, choca 
contra la superficie del agua,
produce un sonido hueco, acudo,
meto la mano, se me escurre, meto
la mano otra vez, se me escurre...
Quiere sentarse en la mesa,
está harto de nadar, me dice, quiere 
conversar conmigo, decirme qué piensa. 
Vuelvo a meter la mano, vuelve
a escaparse, le digo que no puedo y él,
con más rabia que antes, vuelve a besar
el cristal y generar una burbuja 
aún más grande, y produce un estruendo.
El vecino del primero izquierda llama
a la puerta, me pregunta si estoy bien,
que qué ocurre, que a qué viene ese ruido,
ese arrastrar de camas, ese estrépito. 
Le contesto que no es asunto suyo,
que si necesita ajo o azúcar, cominos
o cualquier otro ítem de su lista habitual 
de la compra —ayer vino a por huevos. 
Me contesta que no, da media vuelta, 
se va cabizbajo, cierro la puerta, me hace
una peineta según el vecino del quinto,
vuelvo al salón, meto la mano, mi amigo
se desespera, besa aún más el cristal,
se desprenden más redondas las burbujas,
el acuario revienta y nos ahogamos los dos.
El vecino acude, no le abro, coge de la mano
que sale del centro de la puerta para llamar,
llama, llama con más fuerza, levanta el pie,
golpea la moldura cobriza que solo adorna,
rompe el débil tableado de la puerta, cede,
antes cedió el cerrojo, entra, me arrastra 
hacia fuera para recuperar el aire, llama
a Protección civil, a los bomberos...
Llega un agente con forma de mujer, 
me hace el boca a boca —más bien me besa—,
me lo hace otra vez porque le sabe a poco,
despierto, abro los ojos, es Laura, ella llora, 
ríe al ver que estoy a salvo, nos reímos juntos. 
Pide ayuda a un compañero para entre los dos
llevarme a la cama, descanso, despierto, Laura
está a mi lado, casi desnuda, le miro intenso,
me dice que se despertó al verme inquieto,
gimiendo y pidiendo ayuda, mascullando frases.
Dijo que no era más que una de mis pesadillas...
Nada más.