Las ráfagas de la vida
nos sumen en remolinos
a veces son coralinos,
y otras corriente abatida.
Cuando la noche es sentida,
la soledad espesura,
y aunque manos con premura
se nos tiendan como alfombras,
cobrando vida las sombras
¡dan voces que hablan tortura!
¿Qué es lo que me está pasando,
que siento éste desencuentro?
¿Qué ha de ser?
El sol afuera callando
¡y niebla acecha por dentro!
De mi ser
¿Estaré yo enloqueciendo?
¡Todo gris tornó al instante!
Doy lugar...
Al miedo por que ¡muriendo!
siento la vida y distante
¡Apagar!
Y parece ser eterno
el camino de regreso...
¡No lo veo!
¡Líbrame Dios de éste infierno!
Laberinto que profeso
¡Cuál ateo!
Sin esperarlo un vislumbre,
y del sol una caricia
A lo lejos...
Llegando con certidumbre,
¡discipando la presbicia!
Sus reflejos...
Y de a poco me levanto
sacudiéndome el letargo
De agonías...
¡La Vida cuenta hasta cuánto!
permitir el trago amargo
¡Noche y días!
Y con voces de tortura
volverán a hablar las sombras,
pero huellas cual alfombras
auxiliarán con premura.
Si la noche no espesura
con su furia mas sentida
no sabrá el alma abatida
que hay tesoros coralinos
al ahondar en remolinos
¡Cuándo nos pruebe la Vida!
Ann🌼