Tu canto de noche en mi ventana,
al compás del sudoroso viento,
refresca mi desierto por momentos;
la tibia luna ni se ufana.
Celoso el cielo en la mañana
impresiona con sus colores
a tus ojos soñadores;
no caen en el bello encanto,
del impetuoso panorama,
los diamantes de tu mirada
ponen fin, el desvelo reclama
el reflejo maravilloso
de tus angustias y enojos
hay en tus pupilas llamarada
de alegrías y festejos
brilla tu grácil aura a lo lejos.