Era una tarde de estío,
aunque con sol, hacía frio.
En el aire, cual barrilete
me bailaba la idea
de hacer un poema
que, como un ariete,
entrara a tu corazón,
llenándolo de pasión,
y de amor por mí
Atontado, quien diría,
quizás por enamorado,
las manos se negaban
a tomar la pluma,
de mi fantasía.
Y me quedé en chancleta
sin llegar donde quería,
como un poeta loco
derrochando poesía.
Si por alguien te enteraste.
y lo pensaste,
no he de negarte,
es otra locura mía.