Ese encanto dorado de tu piel
irradia ternura y placer.
Me encanta cada amanecer
porque me descubro débil, tuyo: fiel.
Importa poco que seas fría como el nevado.
En tus brazos me derrito.
Poseerte es un sueño elevado.
En la vida vale más el reto que el mérito.
Venturosa mujer honesta
luces tu espalda incierta.
En un baño de nieve anhelado
Te miro sereno, relajado.
Me has condenado al deseo infinito.
En la constelación de tu belleza
admiro cada instante tu entereza.
Mujer relámpago, truena mi instinto.