Luis Eduardo Velázquez

Relámpago

Ese encanto dorado de tu piel

irradia ternura y placer.

Me encanta cada amanecer

porque me descubro débil, tuyo: fiel. 


Importa poco que seas fría como el nevado.

En tus brazos me derrito.

Poseerte es un sueño elevado.

En la vida vale más el reto que el mérito.

 

Venturosa mujer honesta

luces tu espalda incierta.

En un baño de nieve anhelado 

Te miro sereno, relajado.

 

Me has condenado al deseo infinito.

En la constelación de tu belleza 

admiro cada instante tu entereza.

Mujer relámpago, truena mi instinto.