edgardo vilches

DOMINGO

Mi domingo libre de ceremonial

repartido en sonrisas y un beso,

un festejo del tiempo especial,

el séptimo día del amor inmenso.

Sin pretextos, ni apuro final

del reloj lacerado por el peso

de quien no vive en la manía,

de un domingo hecho de anarquía.

 

Por ese día transita un porvenir

sin las ataduras de las semanas

que nos prepara un nuevo devenir,

del ambiente de las pobres ventanas

haciendo que mi pecho pueda sentir:

simpleza de domingo en mañana,

donde rearmo mi verso solitario

creado por el viejo abecedario.