En ellos, vaya que no pasa el tiempo.
El hablar del ajeno, llama a la curiosidad.
-¿Que tal la familia?-
-Cada vez más grande y todo bien-
Se saludan con risa, hablan de lo malo,
pero todo es con humor, uno que no comprendo.
Licenciado Hernández era uno
y el otro se desconoció.
Un par de amigos platicando acerca de temas
que ya no se mencionan por hoy.
Tantas cosas, historias
que entre estos dos causaron.
Hablan con gran júbilo
de lo que fue la vida que su juventud vivió.
Ellos ríen, uno que apenas camina
y el otro que apenas ve
con su gris bastón.
Pese a los años que ya pasaron,
se mantiene joven la alegría
de dos amigos, de dos viejos
que vagamente recuerdan la imagen
de aquellos sus buenos tiempos.