En la compañía inigualable del elixir carmesí,
en las gélidas noches invernales que susurran,
cuando mi alma anhela evocarte con ternura,
acude a mí y mi ser se estremece de éxtasis.
Perdura el fragante perfume de tu esencia,
aunque esta bebida divina no logre opacarlo,
anhelando desplegar mis alas hacia tu morada,
y en un efímero instante, fundirnos en abrazo.
Me acompaña este néctar que juntos compartimos,
en las sombrías noches de junio, frías y misteriosas,
las estrellas, testigos silenciosos de nuestra historia,
mas el tiempo ha transcurrido y parece olvidarme.
Las palabras se desvanecen, pero vivo en esencia,
embriagado en un éxtasis sin sentido aparente,
te ruego, ven y permíteme degustarte como a este vino,
saboreando cada instante, sin pausa ni aliento.