Poetadsym

Bailando desnudos cada noche

Una noche me propusiste desnudarnos en nuestra cama, así sin conocernos, como si la vida nos llevara por delante con sus incontables minutos. Y yo te acepté. Quise bailar así ese vals eterno que me propusieron tus ojos. Con mis palabras traté de apagar ese fuego que ardía cada noche en tu piel, mientras tú me observabas en tu lejanía. De a poco nos desnudamos entre rimas y versos, por lo que en cada noche nuestros labios recitaban nuevos poemas.

  Y así nos fuimos amando...

   Con esa soledad que nos imponían las mismas estrellas, y que nuestros mismos cuerpos apaciguaban con la lejanía del calor de la piel de quien siempre se piensa. Porque así yo entendía el amor en medio de esas blancas rimas. Por eso cogí con cuidado mis versos: los clavé en la blancura de esta hoja; y, desde entonces quise recitarlos en tus labios desde esa primera noche.

   No sabes cómo ha ardido este fuego por tí desde entonces, desde que decidimos componer la melodía de este baile que danzamos cada noche con nuestros cuerpos desnudos a la luz de nuestras velas imaginarias. Quizá así entenderíamos cómo actúa el amor de maneras incluso insospechadas a través de largas distancias, en compañía de esas estrellas que han brillado en nuestro cielo desde entonces, como una ligera rima que se deja caer sutilmente en un cuerpo desnudo cubierto por sábanas blancas que espera cada noche por nuevas caricias, por nuevas melodías que reciten nuestros labios. De seguro así entenderíamos cómo se hace el amor en memoria y ausencia de quien se ama. Tú allá y yo acá, desnudos en nuestra cama, acariciándonos cada vez que pronunciamos palabra alguna, sometidos así en el fragor de un nuevo baile en el que recitamos como siempre nuestra propia manera de hacer el amor.