jorge enrique mantilla

Un domingo por la tarde

Un domingo por la tarde

 

Un domingo por la tarde, el silencio en el pueblo con su soledad se notaba

Ya oscureciendo, una linda y preciosa mujer iba presurosa, agitada y enamorada

Iba vestida sólo con unas enaguas y los mirones del pueblo las desnudaban con sus miradas

Con su cabello suelto, el aire coqueto de prisa arrebatada la despeinaba

Caminaba rauda por la mitad del pueblo, luciendo su linda silueta acalorada

De sus amores se reía y muy risueña toda ida, una melodía en sus labios cantaba

Le palpitaba y el alma se le quería salir, porque un bello corazón furtivo la esperaba

 

Un domingo por la tarde, de silencios, de soledades y solitario de emociones

Un bandido de amores, en el puente colgante agitaba a rabiar los corazones

Permanecía allí inquieto, pálido y nervioso en sus expresiones

El pueblo entero presagiaba lo que iba a suceder con esas relaciones

Todos sabían menos el amo y mandamás del pueblo y señor de todas las regiones

Que un forastero le arrastraba el alma a su preciosa esposa y querida de sus pasiones

Mujer hermosa de emociones y desesperaciones, de sueños calientes y de bellas imaginaciones

 

Un domingo por la tarde, de presagios, de agüeros y con la cruz marcada

Los chismes corrían, las ventanas crujían y las puertas chirriaban, la tensión era demasiada

Las abuelas se santiguaban y el murmullo de las miradas por todos escuchadas

Aquella bella y hermosa mujer atravesó el pueblo y se internó hacia el puente colgante, agitada y deseada

Dejando a su paso una estela de olores y fragancias, de perfúmenos, de ensueños imaginada

Y allí en la mitad del puente, su furtivo amor la esperaba con sus brazos abiertos, con emociones despertada

Ya en el ocaso de la tarde, los arreboles y el amor clandestino, apenas empezaba

 

Un domingo por la tarde, se sintió un silencio sepulcral y en el puente algo sucedía

Este se empezó a balancear, anunciando a los enamorados de sus barandas ofrecida

La llama del amor furtivo empezó a encender los humos y el pabilo se encendía

Abrazados en fuerte pasión, un aire huracanado y el graznido de un cuervo negro, algo les advertía

Se escucharon cuatro balazos y el amor en el colgante, la vida a traición era sorprendida

Las balas atravesaron sus corazones y la sangre al precipicio como manantial velozmente corría

El eco de los tiros y los gritos de dolor al pueblo con llantos apresurados recorría

Abrazados los dos enamorados fueron a parar al fondo del abismo y las enaguas de la bella mujer, se desprendieron en su despedida

Nuevamente reinó el silencio en el caserío, como si la vida por instantes fuese detenida

Por el amor de una mujer casada, aquel forastero y bandido de amores, era pretendida

La vida hermosa llena de pasiones por el amor furtivo y clandestino, fue poseída

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga junio 24-2023