Adriana Lobatón Caller

Lapsus brutus

 

 

 

Nuestras animas se enlazaron fugaz,

unión banal no apta para incrédulos,

dos personas que sin conocerse sin más,

no dieron espacio a los rodeos.

 

Error fatal para aquella hora de clímax,

donde las bocas solo saben mentir,

para que al sentir el tiempo de relax,

las voces se unan en un solo gemir.

 

Ay pero cuando llega el momento del final,

que extraño dices que me ves ahora el alma

cuando era  minutos atrás radiante cañaveral

y ahora nada más notas carnes y algo de nalga.

 

Tan abrupto y zafio puede sonar las expresiones,

cuando a los ojos llega el ansiado orgasmo,

y no consideran las elementales acciones,

que todo ese amorío se resumió en espasmo.