Salir
Es necesario, cada tanto, salir de la cueva,
echarse al sol hasta sentir que nos quema,
hacerle batalla a un viento ondeando una bandera;
dejarse inundar el alma por una lluvia y
ver nuestra sombra bailar en la pradera.
Reclamar el aire como propio,
sentarse al reparo de una quimera,
observar el horizonte en paz;
suspirar esperanza venidera,
por los nuestros y toda la tierra.
Vale la pena sufrida en aprendizaje de vida,
como guía hacia un nuevo florecer.
Sabe quién a penado a donde no quiere volver,
como sabe también que el camino de la alegría,
empieza en una utopía y hay mucho por recorrer.
De nada sirve querer si nada hemos de hacer,
soñar por mero placer, no cambia la situación;
el cambio requiere acción que lo vaya sustentando.
Se vigoriza el valiente marchando.
Se marchita el cobarde esperando.
Es necesario, apremiante, salir de la cueva,
y enfrentarse a las fieras que dominan el valle.
Para andar tranquilos por el cuantioso suelo,
deberán primero librarse de los carroñeros,
a fuerza de cuerpo, lanza y fuego.
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