No temas si el desierto no ha pronunciado palabra alguna,
no temas si la arena no ha escalado la montaña,
no temas si el agua y el viento han demorado en medio de una sequía.
El silencio es propio del desierto,la sequía también, pero cualquier balbuceo de la arena es una señal metafísica y sólo basta un susurro para refutar la distancia.
Yo te susurro todas las noches, en tus sueños, en el fuego que retratan tus ojos, no temas más, aquí estoy, siempre he estado.