Redondeando los noventa,
en los que abundante agua
corrió debajo de los puentes.
puedo hablarles,
a calzón quitado o como expresa
el buen decir
con toda franqueza,
sin ponerme colorado,
y con toda mi entereza,
para hacerles conocer
que viví, mi vida entera,
siempre, siempre, a mi manera.
A veces con dolor
mucho dolor
o rebozando alegrías,
sin tapujos, como yo quería.
Luché sin descansar,
ni molestar a nadie
por encontrar una salida,
a la situación que vivía.
Para superar la pobreza,
cuando tuve que hacerlo,
me revolqué en el lodo,
fue difícil y aberrante
pero lo hice, no había alternativas.
eso sí, a mi manera.
Los momentos que gané
los viví alegremente,
y cuando me toco perder
lloré, sin que nadie lo supiera.
Porque es de hombre el aguantar
y el buscar escapar a las malas,
las peleé con valor y ya pensando
en como acomodarme
para seguir siempre luchando,
como de costumbre,
como siempre, a mi manera.
Mi tesón es envidiable,
perseguí lo inalcanzable
con guías o a la bartola,
aprendí sin oído y desafinado
a cantar y tocar la viola.
Trabajé sin desmayar
hasta hallar lo que quería;
volcar en letras.
lo que mi corazón sentía.
redacté novelas, cuentos y poesías
sin importar, si gustarían o no,
(mi viejo decía,
para los padres, no hay hijos fieros,
más si piensan, que lo decía por mí
les diré, para mi gusto no soy feo
y eso creo de mis libros.)
los escribí con técnicas, o sin ellas
sólo a mi manera
siempre a mi manera.
Si de amores se trata
tengo que decir, no tuve muchos,
algunos me hicieron arrodillar,
nada tengo que objetar,
perder, forma parte del jugar.
otros me enseñaron a amar,
sus recuerdos, me alegran
hasta hacerme lagrimear,
no importa, del color que sean
los amé a todos, a todos por igual,
¡ah, eso sí!, a mi manera…
Hoy puedo decir
sin temor a equivocarme
que no estoy arrepentido
por errores cometidos
porque en su momento
pensé que era correcto
lo que hacía.
Nunca me quedé con ganas,
siempre estuve convencido.
los gustos, hay que dárselos en vida
así fue que anduve por Italia,
España, Francia, Brasil, Bolivia,
norte, centro y sur de mi Argentina,
el cuero no me alcanzó
para el mundo recorrer.
Pero algo conocí
es dable reconocer
y al Eterno Padre agradecer.
Pido perdón si alguna vez
herí, o a alguien molesté
porque jamás obré a sabiendas
y voy a morir en paz.
porque viví. siempre viví
a mi manera