Carlos Hector Alvarez

A mi manera

Redondeando los noventa,

en los que abundante agua

corrió debajo de los puentes.

puedo hablarles,

a calzón quitado o como expresa

el buen decir

con toda franqueza,

sin ponerme colorado,

y con toda mi entereza,

para hacerles conocer

que viví, mi vida entera,

siempre, siempre, a mi manera.

A veces con dolor

mucho dolor

o rebozando alegrías,

sin tapujos, como yo quería.

Luché sin descansar,

ni molestar a nadie

por encontrar una salida,

a la situación que vivía.

Para superar la pobreza,

cuando tuve que hacerlo,

me revolqué en el lodo,

fue difícil y aberrante

pero lo hice, no había alternativas.

eso sí, a mi manera.

Los momentos que gané

los viví alegremente,

y cuando me toco perder

lloré, sin que nadie lo supiera.

Porque es de hombre el aguantar

y el buscar escapar a las malas,

las peleé con valor y ya pensando

en como acomodarme

para seguir siempre luchando,

como de costumbre,

como siempre, a mi manera.

Mi tesón es envidiable,

perseguí lo inalcanzable

con guías o a la bartola,

aprendí sin oído y desafinado

a cantar y tocar la viola.

Trabajé sin desmayar

hasta hallar lo que quería;

volcar en letras.

lo que mi corazón sentía.

redacté novelas, cuentos y poesías

sin importar, si gustarían o no,

(mi viejo decía,

para los padres, no hay hijos fieros,

más si piensan, que lo decía por mí

les diré, para mi gusto no soy feo

y eso creo de mis libros.)

los escribí con técnicas, o sin ellas

sólo a mi manera

siempre a mi manera.

Si de amores se trata

tengo que decir, no tuve muchos, 

algunos me hicieron arrodillar,

nada tengo que objetar,

perder, forma parte del jugar.

otros me enseñaron a amar,

sus recuerdos, me alegran

hasta hacerme lagrimear,

no importa, del color que sean

los amé a todos, a todos por igual,

¡ah, eso sí!, a mi manera…

Hoy puedo decir

sin temor a equivocarme

que no estoy arrepentido

por errores cometidos

porque en su momento

pensé que era correcto

lo que hacía.

Nunca me quedé con ganas,

siempre estuve convencido.

los gustos, hay que dárselos en vida

así fue que anduve por Italia,

España, Francia, Brasil, Bolivia,

norte, centro y sur de mi Argentina,

el cuero no me alcanzó

para el mundo recorrer.

Pero algo conocí

es dable reconocer

y al Eterno Padre agradecer. 

Pido perdón si alguna vez

herí, o a alguien molesté

porque jamás obré a sabiendas

y voy a morir en paz.

porque viví. siempre viví

a mi manera