El triste atardecer de pronto llega
reflejo en unas hojas marchitadas
que caen desde el árbol devanadas
y el viento con el polvo las repliega.
La noche que a la luz constante niega
se nutre con las calles desoladas;
las almas, van quedando adormitadas,
por triste atardecer que las doblega.
¿Y quién vendrá a mi vida cuando llegue,
el triste atardecer a mi regazo?
¿Y quién vendrá conmigo sin que ruegue,
a darme con amor un fuerte abrazo?
Espero que mi espíritu sosiegue,
el día que vencido esté mi plazo.