La belleza del mundo
ingrávida está en el aire
temblando en lo invisible
profana en la tragedia
la terquedad de la luz y
la belleza siega la maleza
y brota en los sentidos
el éxtasis confirma
la vida de todo en nosotros
en la incomprensión
hay más sentido
la belleza del mundo
en la duda clavada
en los nervios
la posibilidad en lo visible
la piel también en lo invisible
la piel
salvajismo, no durazno
la piel del viento y su bosque
en el acantilado siento el viento
lengüetea su lenguaje
y resquebraja la tierra en mi cuerpo
atomiza la cosecha y el hambre crece
el hambre crece.
José Luis Galarza (2023, Revista Trinando, Nro 43, pp 10)