Justo y a tiempo, a mi vida llegaste.
Era el día de mi muerte, pero me salvaste.
Sellaste mi triste corazón con tu dulce amor,
Ungiste mis heridas con tu aceite mi Señor;
Salvaste mi alma con tu perdón y redención.
Manantiales de alegría brotaron en mi desierto,
Inundaste con tus aguas mi corazón sediento.
Señor, a tu lado, por siempre quiero estar,
A tus pies caer rendido para adorar.
Lirio de los valles, Rosa de Sarón,
Varón de dolores, Cordero Santo y León.
Admirable, Dios fuerte, príncipe de paz;
El camino, la vida y la verdad.
Oh Jesús, bendito sea tu nombre,
Rey de reyes y Señor de Señores