Los latidos. Los latidos son frecuencias en busca de compañía, en busca de otro sonido que los imite.
Por eso se emocionan cuando encuentran un igual que los haga vibrar entendiendo su ritmo, entendiendo la clave del universo.
Por eso se enamoran con el coqueto murmullo de las olas del mar y se arrullan con el susurro tierno y palpitante de la luna.
Por eso se aceleran al ver a través de lindos ojos la pureza fina de otro latido que baila al unísono.
Y tan lindos son al hablarse, tan lindos al acercarse, matando ritmos y compases, uniéndose en una mirada, fundiéndose en un abrazo.
Y en ese instante tan cercano, no existen declaraciones de amor ni tan siquiera frecuencias. Tan solo silencio de dos latidos que se anulan y se vuelven un solo palpitar.
Se acallan mutuamente en un beso velado, lleno de la pasión deseada. Contraria al cruento destino del instante que los obliga a volver a separarse.
Corazones que al alejarse vuelven a ser latidos que viajan recordando ese abrazo, un lento vals que se ahoga en el tiempo, una caricia de eternidad
Así que en este mundo, no existen los silencios absolutos en tanto que los corazones continúen su búsqueda anunciandose como un rumor en la lejanía