Annabeth Aparicio

Oda al David de Miguel Ángel

Tú, quien resalta

tan perfectamente

la figura del varón.

Bella escultura viva,

tu desnudez exquisita

y blancura brillante

de mármol.

Ojos místicos,

seductores, vibrantes.

Valiente y erguido

esperando con vigor

la ardida batalla.

Hermoso, galante

la más bella herencia

del eterno Renacimiento.

Escultura viviente

que sin duda

nuestros antiguos

se arrodillaran

para adorarte

dejando en tus pies

fragantes ofrendas.

David Apolo...

Sin duda un rey,

sin duda un dios.